El paisaje de Undués cambia con las estaciones. Nos encontramos en el otoño, la estación en la que los seres vivos se preparan para afrontar los fríos del invierno que llegaran pronto. Las noches se hacen largas, las temperaturas descienden, y aparecen las primeras heladas. Los árboles son en los que se hace más visible el cambio de estación. En particular, los árboles caducifolios se preparan para perder sus hojas y así entrar en su sueño invernal. Pero antes de que caigan al suelo se cubren con una paleta de colores dorados y ocres que los hace destacar en el paisaje. Uno de los cambios más espectaculares lo experimentan los robles. Estos árboles, autóctonos de la región, que llevan en los bosques de Undués desde tiempos inmemoriales, se cubren de un hermoso manto dorado con el que se despiden de nosotros hasta que la luz de la Primavera los despierte de nuevo. Es el momento en el que se hacen más visibles y cuando podemos presenciar una de las estampas más bonitas del paisaje de Undués.
La zona de la Nava presenta una hermosa senda por la que se puede caminar entre robles. Un paseo entre estos centenarios seres vivos no nos dejara indiferentes.
Undues de Lerda 